miércoles, 20 de agosto de 2014

Los prólogos, las vísperas

Antes, hace mucho tiempo, si el libro que empezaba a leer tenía prólogo, me lo saltaba indefectiblemente. Me sobraban las consideraciones previas y quería sumergirme de cabeza en lo que ocurría en las páginas. Y lo de los libros es solo una metáfora del resto de la vida.
Ahora, que los años comienzan a ser una montaña que no sé cómo diablos se ha formado sin que yo me enterara, observo sorprendida que no tengo particular interés en lanzarme de cabeza al meollo de los asuntos, sean las páginas de un libro o la vida en sí, que al fin y al cabo, viene a ser lo mismo. Y ya hace tiempo que empiezo a disfrutar de las vísperas, de ese tiempo que muchas veces supera incluso a lo que se aguarda, porque nuestras expectativas están intactas. 
Lo pienso esta mañana, que es agosto, pero ya no lo es: la lluvia mojando el paseo marítimo, la grisura insobornable del cielo, y pienso en septiembre, me adelanto al placer de los comienzos, vivo estos días de víspera como si realmente lo que espero fuera la gran fiesta, la magia absoluta, lo que también, seguramente, nunca podrá superar al placer con el que adelanto su llegada.


"Awaiting his* Return"
William Ladd Taylor - 1900

1 comentario:

  1. Me pasa parecido. Muchas veces la ilusión de los preparativos es más emocionante que la fiesta.

    Salud!

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